... De ahogarme en tus ojos de dulce hiel fluorescente
y que me abraces fuerte hasta dejarme sin aire...
Y si la noche nos
encuentra abrazados, correr descalzos por las estrellas, gritar de felicidad y
ya sin necesidad de soñar mirar al vacío debajo de nuestros píes brillantes y
sonreírle a la muerte, a la vida, a las
horas que pasan que se creen pérdidas.
Mariposas de tiempo nos
asechan y las venas nos siguen sangrando, el pulso sigue corriendo... Igual
seguimos muriendo... Y de quererte poco y odiarte a ratos... Y de quererte
mucho y esperar sentado...
Y si el viento nos empuja
al sentimiento, puede que debamos ignorarlo y de seguir descalzos, seguir
bailando a este ritmo suave, para no perder el paso, ir despacio... Para no
amarnos tanto... Y no llegar a odiarnos...
Y de mirarte tanto y desgastar tú espacio...
Quererte a ratos y morir
despacio, en esa pequeña muerte, que se ansía a veces como un demente...
Y esperarte viva, esperar el ocaso... Saber tenerte,
aprender a quererte y a no quererte...
Decirte tanto, ser esclavos... Decirte mucho, decirte
todo, y aún embargo no tanto...
No hay comentarios:
Publicar un comentario