Te invito a quedarnos callados y a tratar de no pensar tanto.
Te invito a mirarnos las manos y ver el tiempo rodar por la colina en la que te invito a sentar a mi lado.
Te invito a ver el día volverse noche, en el silencio de nuestros labios y en la distancia de nuestros cuerpos.
Te invito a conocer los espacios de mi mente, lo que hay mi cerebro, es lo más valioso que tengo.
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