Al fin llega el momento a solas donde te puedo ver y tener
cerca, aun así sin privacidad, personas ajenas esperan a que cometamos el
error, produciendo una torturante sensación de alerta en este instante casi
perfecto. Te observo a una distancia numérica espacial matemáticamente infinita
haciendo el tiempo juntos finito en el desespero de la llegada de tu partida,
tu mirada expresiva que no dejo de mirar y esos ojos color café llenos de
inocencia y que me tienen a su merced al gritar sin temor tanto amor, ternura y
dulzura haciendo que me pierda, ese dulce delirio que egoístamente me pertenece
deseando que nunca termine, poco a poco de manera innegable casi de manera
subconsciente mi mano se acerca hasta que finalmente logra su objetivo, alcanza
tu mano mientras sigo contemplándote, mientras este espacio, el deseo y la vida
de este momento se acorta cada vez más.
YORLEY GARCÍA
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