¡Ofelia! en el calor de tus brazos resuenan las tumbas, brillan las lunas y cantan los murciélagos.
Ofelia querida tus ojos fríos, tu piel sin vida, tu
carne muerta... Tanto vivimos, tanto reímos, tanto soñamos... Y ahora, esta
noche clara de mayo, las flores huelen dulce y la tierra mojada, me recuerda
aquel instante en que nos dimos cuenta que el amor existía, que tu mirada se
encontró con la mía, y ese beso fue como parar toda mi vida llena de agonía.
Esta noche, mi querida Ofelia, yo solo espero encontrar
tus besos y descansar en paz al calor de tu cuerpo muerto.
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